Tema N° 1. Hábitat: Evidencia de cambios en el paisaje biocultural
Ecología del paisaje: aproximación al estudio del hábitat humano
La ecología del paisaje trata de comprender las interacciones entre el medio físico y los seres vivos de un territorio específico. Como disciplina científica nace a partir de la observación de los patrones de distribución espacial de los seres vivos, animales y vegetales, realizadas por grandes naturalistas desde el siglo XVIII, como el explorador alemán Alexander von Humboldt (1769-1859), quienes empezaron a explicar los mecanismos que originaban aquella distribución espacial y su variación temporal (Wulf 2016). La consideración del tiempo y las perturbaciones en la variación de los patrones biogeográficos, que se observaban por todo el mundo, fue tan atractiva para aquellos primeros ecólogos que propició el desarrollo teórico de un concepto clave para la ecología: la sucesión ecológica. Recientemente se han ido añadiendo conceptos y aproximaciones desde la sociología, economía y la geografía humana (Turner & Gardner 2001). En este desarrollo, se han creado sociedades científicas especializadas en el área y ya en los años 1980 y 90 comenzaron a aparecer aplicaciones prácticas de planificación y gestión territorial para sustentar procesos administrativos de ordenamiento territorial. Una compresión de lo amplia que puede ser el estudio de la ecología de los paisajes, se desprende de la declaración de principios de la Asociación Internacional de Ecología del Paisaje, International Association for Landscape Ecology (IALE 1983):
“¿…quiénes somos y qué queremos? Nos autodenominamos ecólogos del paisaje y somos todos, al mismo tiempo, agrónomos, forestales, conservacionistas, biólogos, ecólogos de plantas, animales y de personas, geógrafos de cualquier tipo, edafólogos, geomorfólogos, sociólogos, arquitectos del paisaje, planificadores, hidrólogos, también científicos del paisaje, incluidos ecólogos del paisaje. En nuestra sociedad todas estas disciplinas están lógica y legalmente unidas y todos son bienvenidos a contribuir, siempre y cuando él o ella tengan una mente de ecólogo/a del paisaje o quiera ser uno acorde con sus propias definiciones; eso sí, todos tenemos algo en común, nuestra preocupación con el intrincado complejo eco-sistema del cual somos parte, a escala local o global” (Traducción de Eduardo Muñoz).
La ecología del paisaje es, por tanto, una disciplina científica de carácter marcadamente transdisciplinario. En la actualidad se considera una disciplina de carácter holístico con contribuciones de una variedad de áreas científicas con el afán de integrar al máximo su dinámica complejidad (Vila et al. 2006). El paisaje pasa a ser una expresión espacial y visual de factores sinérgicos como clima, los ecológicos y sociales. Por lo tanto, el estado de conservación de su biodiversidad y de sus nichos ecológicos , zona o localidad. La IALE-Chile (2018), como una “ciencia interdisciplinaria que estudia la variación espacial de los paisajes en un amplio rango de escalas, con énfasis en determinar las causas y consecuencias biofísicas y sociales de la heterogeneidad del paisaje”.
En el Antropoceno es el resultado también de decisiones socio-políticas del desarrollo de las sociedades humanas. Este marco conceptual y metodológico, así como unos resultados eminentemente cuantitativos, facilitan una forma de valoración de la situación y la evolución de los paisajes, con el objetivo final de suministrar información útil para la conservación de los valores naturales y culturales (Turner & Gardner 2001).
La ecología y la geografía permiten entender el paisaje desde sus respectivas visiones, según se representa en la Figura 2: (1) como un sistema ecológico, que se manifiesta a escalas de kilómetros, y está compuesto por parches de bosque o praderas, asentamientos humanos o ecosistemas naturales, todos interactuando entre sí, (2) como una abstracción geográfica medible a diferentes escalas espaciales (desde pequeñas ciudades hasta grandes biomas), (3) simplemente como un mosaico de elementos bióticos y/o abióticos. El concepto no se restringe a ambientes terrestres, sino que el concepto aplica a ambientes marinos, de agua dulce o humedales (Vila et al. 2006).
Figura 2. Diferentes perspectivas del paisaje, desde una escala grande (menor detalle) a una más pequeña (más detalle): (a) sistema ecológico desde parte de la cuenca del río Ibáñez hasta cercanías del canal Quitralco (ambientes de alta naturalidad); (b) abstracción geográfica de una ciudad, nótese que no hay límites naturales ni antrópicos, (c) mosaico de elementos bióticos y abióticos. (Fuentes: (a) y (c) Google Hybrid vi QGIS; (b) https:// davidmaisel.com/ OpenStreetMap Standard via QGIS).