Existe un considerable número de estudios sobre la biodiversidad de Aysén y sus ecosistemas, pero para la mayor parte del público, la información permanece inaccesible: informes archivados de proyectos, material de difusión de tiraje limitado, artículos científicos con lenguaje técnico y generalmente en inglés, alojados en repositorios especializados que requieren suscripciones de pago. Así que los resultados de la investigación suelen quedar restringidos al público especializado.
Como científico y ciudadano, este hecho me incomoda: el conocimiento debería estar al alcance de todos (los interesados). Si apenas sabemos ni hablamos de ello, ¿cómo vamos a conservar el hábitat del huemul o las especies endémicas, cómo vamos a saber qué hongos, líquenes o invertebrados hay por descubrir, como especies nuevas para la ciencia, o con aplicaciones gastronómicas o farmacológicas? Estudiar, examinar, cuestionar, aprender, enseñar, es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros.
Aproximarse al conocimiento de la naturaleza no sólo cumple con necesidades básicas del hombre, educativas y culturales, sino también éticas y espirituales, las cuales nos benefician como individuos y como sociedad. Pero es que además del valor científico y cultural, la biodiversidad constituye factor de desarrollo económico a través de su valoración, uso racional y conservación. Por ello, el acceso a este tipo de conocimiento no debe estar restringido al público académico especializado, sino que debiera popularizarse.
La trasferencia de conocimiento no va en un solo sentido, más bien es un intercambio de saberes, debe ser de "ida y vuelta". En Aysén esto es especialmente significativo, algunas personas saben mucho de los hábitos de vida de ciertas especies y otros procesos naturales. Hace tiempo me pregunto si será posible reunir estos dos tipos de conocimiento y por lo mismo trabajo en proponer formas efectivas de vinculación academia-comunidad. No se trata de hacer más charlas temáticas y clases magistrales si no de lograr un diálogo que resulte en un entendimiento y un aprendizaje efectivo para ambas partes.
Para residentes o visitantes, la naturaleza en la Patagonia es un inmenso regalo para los sentidos. Además de sentirla, fotografiarla, disfrutar las actividades al aire libre, sus gentes, sus tradiciones y sus paisajes, ¿qué más podemos hacer? Nuestra propuesta es educarnos y valorar la naturaleza con la que convivimos y por ello la semana pasada realizamos un taller gratuito organizado por el Centro Cultural Coyhaique, "Re-conociendo la flora, fauna y funga de Aysén". A partir de un ejercicio de exploración ciudadana en la Reserva Nacional Coyhaique, se presentaron las características biológicas y taxonomía de diferentes especies de los reinos Plantae, Animalia y Fungi observadas. Las fotografías sirvieron de insumo para que los participantes analizaran y registraran la biodiversidad en el SIB-Aysén. La instancia también sirvió para conversar en torno a la biodiversidad aisenina y algunos problemas ambientales que ésta enfrenta, la importancia de las especies nativas y las introducidas. Este ejercicio lo pueden hacer todos en cualquier momento y lugar; siempre estamos dispuestos a promover y colaborar con iniciativas de ciencia ciudadana como ésta y, para recordarlo, seguiremos realizando este tipo de talleres a lo largo del año. Más información: laboratorioabierto@umag.cl