El próximo 8 de diciembre participaremos en la tercera edición del Festival de la Morilla en Villa Ortega, una valiosa iniciativa surgida de la propia comunidad que pone en valor el recurso fúngico Morchella o morilla, en concreto el oficio de recolección y su consumo en la Región de Aysén.
Por tercer año consecutivo, se celebra la temporada de recolección de esta especie silvestre, tan apreciada gastronómicamente en todo el mundo por su sabor fúngico suave y su deliciosa textura. Ya muchos saben que es el segundo hongo más caro del mundo, después de la trufa, ¡un verdadero tesoro de los bosques de Aysén! A modo de anécdota, siempre cuento que en la primera edición del Festival conocimos un "cazador de cogumelos" brasileño que condujo nada menos que desde Brasil hasta Villa Ortega para conocer el mercado acá; nos explicó él que en Brasil se dedicaba a recolectar HSC de temporada para clientes selectos, tanto particulares como renombrados chefs, que pagaban grandes sumas por ponerlos frescos en su mesa. Al principio me sorprendió el enorme esfuerzo que estaba haciendo para llegar al Festival, luego entendí que pretendía mantenerse informado, más aún cuando explicaba que ¡en Brasil se compraban a países europeos morillas que habían sido recolectadas en Brasil! A mi parecer, un sinsentido producto del desconocimiento de la calidad de los productos naturales locales.
Morchella hay en todo el mundo, el desafío es definir cómo se diferencia la de la Patagonia chilena. Actualmente, los organizadores del Festival de la Morilla al completo, incluyendo las representaciones regionales de la Asociación de Ingeniero Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) y el Instituto Forestal (INFOR), están dedicados a encontrar los argumentos, tanto sociales como biológicos, que permitan esta definición. Desde el Centro Universitario Coyhaique de la Universidad de Magallanes nos sumamos a esta misión. El desafío es grande, sólo lo lograremos trabajando efectivamente en colaboración.
Es bueno recordar que en Aysén también se dan otras especies de hongos silvestres comestibles que, si bien aún no tienen circuitos de mercado local tan avanzados como el de la Morchella, tienen el potencial y podrían ponerse en valor para empezar generar riqueza a los aiseninos. Algunas son ya bastante populares en otras regiones de Chile como los digüeñes (Cyttaria spp.) o el changle (Ramaria flava) y otros aún más desconocidos, como la callampa de pino (Suillus spp.) o el hongo ostra (Pleurotus spp.).
Desde que iniciamos el estudio de la diversidad de los hongos comestibles en la Región de Aysén, especialmente con el proyecto HONGUSTO, apoyamos firmemente esta instancia de celebración por dos motivos principales. En primer lugar, porque comprendemos la importancia socioeconómica de este producto forestal no maderero (la recolección de morilla es una actividad comunitaria en torno a la cual se interrelacionan los miembros de las comunidades, y genera importantes ingresos a las familias). En segundo lugar, porque entendemos que esforzarse por conocer la morilla y su dinámica ecológica (dónde se encuentra, a qué condiciones ambientales responde) contribuye a que las comunidades conozcan y valoren la riqueza natural de sus ecosistemas. Ninguna política pública podrá ser tan efectiva como el empoderamiento de las comunidades en la gestión de sus recursos naturales.